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PROFUNDIZACIÓN ARQUETIPO JUNGUIANO



A pesar de que la práctica de la alquimia era exclusivamente masculina, los alquimistas gustaban de presentarse como una pareja: un hombre y una mujer. Jung vio en este módulo iconográfico una proyección de la íntima duplicidad del individuo.


La alquimia, a la que Jung prestó una especial atención por ver en ella la manifestación de los dramas del inconsciente, entiende el secreto de la transmutación como coincidencia de opuestos (-->): el Sol y la Luna, el rey y la reina, el varón y la hembra. El hecho de que se trata de proyecciones de tendencias interiores de la psique lo demuestra la insistencia en el carácter incestuoso de estas bodas místicas: ambos personajes son Hermano y Hermana, Madre e Hijo. De su unión nacerá el andrógino (-->), cuya bisexualidad representa en el plano biológico la plenitud alcanzada por el individuo capaz de aceptar su propia duplicidad psicológica.


El encuentro (a) entre un hombre (Adepto) y una mujer (Soror) produce en la psique de todo individuo una excitación (semiconsciente) de sus propios componentes sexuales antibiológicos (b): el varón tiene que habérselas con su propia feminidad, y la mujer, a su vez, con su propia masculinidad. Pero existe también una relación (c) totalmente inconsciente entre la feminidad del varón y la virilidad de la mujer, y otra relación (d) por una parte entre la conciencia del Adepto y la virilidad inconsciente de la mujer (animus) y, por otra, entre la feminidad de la Soror y la feminidad masculina (ánima).




TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO