Aristóteles, en un fragmento de la Poética, sitúa el origen de la tragedia (literalmente <canto del macho cabrío>) en el ditirambo, el canto acompañado de danzas (y, por tanto, un verdadero espectáculo) que caracterizaba los ritos dionisíacos, en los que un macho cabrío era sacrificado al dios.
La diversidad de la tragedia griega con respecto a las representaciones modernas es visible también en la arquitectura del teatro antiguo. Entre la escena en que actuaban los actores y la platea había una zona central denominada orquesta, alrededor de la cual se colocaban los espectadores, ocupada por el coro. El coro representaba al espectador ideal y no intervenía en la acción, sino que comentaba su desarrollo interactuando con los actores.
Una característica de la tragedia griega era el uso de la máscara, que esconde la <fisonomía del actor> y altera su voz hasta hacerla irreconocible. Esto, por un lado, permitía a los actores varones interpretar papeles femeninos; por otro, introducía un elemento ritual en la representación: el portador de la máscara ya no representaba a un individuo, sino a un tipo humano, una clase de la humanidad.
TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO