Las antinomias pueden nacer también en áreas del pensamiento diferentes del discurso racional. Existen paradojas comportamentales tales como la orden transcrita (imposible de ejecutar si dicha orden se refiere sólo a la misma frase <no leer>), o bien la orden <sé espontáneo> (no sólo no se consigue, sino que es ilógico ser espontáneo obedeciendo una orden).
La cultura griega representó el enigma a través de la esfinge, un monstruo con cuerpo de león, alas de rapaz y cabeza de mujer. La esfinge griega, que no tenía ninguna relación con la egipcia (de sexo masculino y símbolo del poder del faraón), planteaba a los visitantes un enigma y devoraba a los que no lograban resolverlo, demostrando de esta forma la extrema importancia de la apuesta (la validez del logos) y el carácter agonístico de todo reto intelectual.
Cada una de las dos proposiciones reproducidas puede ser verdadera si se considera individualmente, pero no si se toman ambas a la vez.
Otro desafío al logos de gran interés para los griegos fue el de los rompecabezas, problemas científicos sin resolver, en particular matemáticos y geométricos, que supuestamente tienen una solución. Los más famosos fueron dos: la cuadratura del círculo (es decir, cómo calcular el área exacta del círculo) y la trisección del ángulo, que consiste en subdividir sin regla ni compás un ángulo en tres partes iguales. En el s. XVI, G. Bruno, el autor de las ilustraciones aquí reproducidas, todavía se esforzaba en la resolución de estos problemas.
TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO