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PROFUNDIZACIÓN RETÓRICA


  

El modelo de comportamiento (actio) del orador antiguo ha quedado fijado en las estatuas dedicadas a los grandes oradores; todas ellas presentan la clásica posición contenida del cuerpo (los brazos inmovilizados o las manos escondidas bajo la túnica). Este estilo escultórico corresponde a una evaluación negativa de la actio (la gesticulación vehemente era propia de los oradores de menor prestigio). El s. XX descubrió el <valor seductor> de la actio, sobre todo a partir de la dramática experiencia de los regímenes totalitarios. Hitler y Mussolini eran conscientes de su gran poder de fascinación.

     

Hoy, las formas de la actio se estudian en la psicología de la comunicación no verbal. La imagen muestra dos signos de acentuación del discurso detectados por el antropólogo D. Morris (El hombre y sus gestos, 1985): a la izquierda, la toma de fuerza, que pone énfasis en la necesidad de tener bajo control o determinar con mayor exactitud lo que se está tratando; a la derecha, el índice levantado, que expresa claramente una posición autoritaria. La psicología experimental y la experiencia cotidiana enseñan que, en caso de contraste entre el significado del gesto y de la palabra (es decir, entre actio y elocutio), se tiende a dar más valor al gesto. En otras palabras, es más fácil mentir con las palabras que con el cuerpo.





TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO